domingo, 31 de enero de 2010

Nostalgias

Soy imperfecto, pero tengo la firme convicción de luchar por ser lo menos imperfecto posible, y de romper con esas nostalgias que me rompen el alma.

Me erigiré por autonombramiento en mi propio juez.
Seré juez y reo a la vez.
Me condenaré a ser casi persona, a ser vagabundo de corazón, a deambular entre la lluvia de mis recuerdos y el huracán de mis desamores, entre el granizo de mis cobardías y los truenos de mis indecisiones.

Y cuando mi alma esté apunto de ser abatida, purgaré mi condena renegando tres veces de mis recuerdos, errores pasados, errores presentes y probables errores futuros.
Y lo haré sonriendo, para que todos veáis que estaba equivocado, y que mi alma se dirigía sin remisión hacia el abismo sin fondo de la desesperación.

Y volverá a revivir en mí la belleza de todo lo que pase ante mis ojos, porque mi mente desterrará lo obsceno.
Y volveré a evocar mis vivencias, pero tamizadas por un nuevo amanecer, sabiendo añorar los sentimientos, no a las personas, sabiendo que volverán a fluir esas pasiones, y que su nostalgia se verá eclipsada por esa nueva venida.

No sé cuando llegaré al final de este purgatorio.

Esta noche abriré mi ventana para que un gélido viento haga revolotear todos mis escritos, y vayan poco a poco arropando mi cuerpo.
Amaneceré quieto, tirado en el suelo, congelado, rodeado de todos esos trazos nacidos de mi corazón.
En mi último estertor, mi alma hará aletear todos mis textos para poder leerlos al vuelo por última vez.
Y una vez que los haya leído, que los haya vuelto a sentir, solamente necesito que se acuerde de abrazarme, únicamente necesito su abrazo para revivir, para renovar esas nostalgias gastadas.

Caruso (Andrea Bocelli) [Original de Lucio Dalla]

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jueves, 28 de enero de 2010

Frágil

Cuando el corazón se encoje casi hasta desaparecer, a su alrededor queda una herida yerma, con los bordes ensangrentados y abiertos, autofagocitándose, creciendo, expandiéndose poco a poco.

¿Qué hacer?

Te quema por dentro.
Jardín de versos, pétalos de metáforas, incendiados, carbonizados, y en medio de ese paisaje, un negro piano de cuerdas podridas.
Se crea un vínculo invisible en el que cualquier pensamiento toca ese hiriente piano, porque esos ensueños se visten de ella, de sus ojos, de su pelo, y se convierten en las teclas que me golpean por dentro.

Y esas notas ensangrentadas son el alimento de esa herida, como en una espiral en que su principio y final se dan la mano para hacerse infinita.

A veces no pienso en ti.
Es en ese momento cuando me siento frágil, porque es en ese instante cuando en realidad me encuentro vacío.
Es cuando no me queda herida, pero tampoco me queda corazón.

Pétalos Marchitos (David de María)

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sábado, 23 de enero de 2010

Cada vez que te pienso

Cada vez que pienso en ti, mi cordura te rechaza porque sabe la respuesta a todas las preguntas que nunca me atreveré a hacerte, y mi locura te idolatra porque imagino las incontables formas en que me dices "sí" a todas esas preguntas.

Esta dicotomía asimétrica es la que siempre inclina la balanza hacia la prudencia.
Soy un mal ajedrecista, me pierdo entre las miles de encrucijadas y combinaciones que pueden desatar el mover una pieza, y siempre el resultado que pronostico es el mismo, pierdo a la reina, al corazón, a los sentimientos, sin tener en cuenta que también el destino cierra los ojos y se distrae de vez en cuando para poder arriesgar sin perderte de alguna forma.

Cada vez que pienso en ti, un destello de tristeza roza mi corazón, y lo corta con el filo de esa desesperanza que mi cobardía afila cada vez que te veo.
Esa es la misma guadaña que se alza desafiante cuando quiero decirte lo que siento, y trocea cada sílaba de mis titubeantes pensamientos, y las separa, y las amontona en el rincón del silencio, ese que cierro con la pesada llave de mi timidez, ese que tengo repleto de versos escritos sólo para ti.

Cada vez que pienso en ti, te imagino mía.

Adagio para violines (Samuel Barber)

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sábado, 16 de enero de 2010

Embaucadora

Ella se me abalanzó sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo.
Sé que no es lógico lo que pasó, pero no pude hacer otra cosa.

Cuando pasa algo así hay que saber reaccionar de forma instintiva, y yo no lo hice.

Sus ojos se clavaron en los míos.
Su voz acaramelada envolvió mis sentidos como una manta en invierno.
No pude más que poner esa cara de tonto que se pone cuando una sorpresa te deja sin habla (no sé si tendré esa cara de tonto en todo momento, pero esta no es la cuestión).

Una sonrisa de cordero lechal pastando sin saber que le van a sacrificar se me dibujó en el rostro, y en ese momento ella se dio cuenta de que no tenía escapatoria.

Ella seguía hablándome sólo a mí. Yo apenas la escuchaba, solamente me fijaba en sus ojos, su pelo, sus labios, sus manos.
En un determinado momento se humedeció los carnosos y rojizos labios que resaltaban en su divino rostro, y vi claro que podía ser mía, sólo tenía que jugar mis cartas con maestría, cosa que no es mi fuerte.

Intenté poner una pose sensual, cerré ligeramente los ojos porque hasta ese momento los tenía abiertos como platos, sin duda sorprendidos por la belleza que tenían delante.
Humedecí mis labios, no como ella claro está, lo hice como a escondidas, sin querer que ella notase que lo hacía, vaya tontería. Los tenía tan secos que casi me corto la lengua con ellos.

Ella siguió hablando, y yo continué moviendo la cabeza guiado por sus palabras.
Tenía tan poco control sobre mis actos, que en un destello de cordura pensé que me iba a clavar la barbilla en el esternón.
Me dolían las cervicales, así que llevé mi mano derecha a la parte posterior de mi cuello un solo segundo para intentar soltar mi agarrotada nuca.
En ese momento me concentré en controlar mis espasmódicos movimientos, y fue cuando me di cuenta que mi respiración no iba bien, me estaba hiperventilando.

Sin dejar de poner esa cara de tonto, me apoyé ligeramente en la pared para no caerme redondo por un pequeño mareo que me estaba dando. Creo que ella no notó nada, porque seguía hablando con una sonrisa que iluminaba el poco raciocinio que me quedaba vivo.

Estuvimos así un rato, ella hablando y yo absorto en ella.

Ahora sé que cada una de sus palabras, cada uno de sus movimientos, estaban medidos a la perfección.

Cuando ella terminó de hablar, la escribí mi nombre en un papel y se marchó.
Cerré la puerta y, entre alegre y desesperado, pensé ¡Ya tengo otra enciclopedia, no sé como parar este desenfreno!.

A girl like you (Edwyn Collins)

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viernes, 8 de enero de 2010

Etarinyeth

Y nos dio a probar sus exquisitos manjares en una compleja disposición de sabores, que cuando los degustamos se descomponen en caricias para nuestros sentidos, se descomponen en la simple belleza de un universo único.

Y su soplo besó nuestros cansados ojos, y quedaron reflejados en ellos todo el esplendor del lugar en el que su beldad nace cada día.

Y su brisa acarició nuestras mejillas, que se encendieron porque ese rojo fluido que a nuestros cuerpos mantiene, quiso notar su encantadora frescura.

Y sus susurros se colaron por nuestros oídos para contarnos historias que abrigan nuestros corazones y atrapan nuestras mentes hipnotizadas por su cálido canto de sirena.

Y el eco de sus palabras surca la distancia casi infinita que nos separa para sentarse en nuestro hombro, y espera que lo tomemos con nuestras manos e impulsemos su regreso con un beso que llegue suave al origen de su viaje.

Y respiré su dulce aliento de eternos amaneceres, y mis palabras se quedaron inmóviles en mi garganta, queriendo vestirse con su delicada armonía, y con miedo de que al pronunciarse se rompiera el milagro de sentirla.

Light on my shoulder (Susie Suh)

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(Dedicado a Etarinyeth por los premios que me ha otorgado, a parte del más importante y placentero, el de su lectura)
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martes, 5 de enero de 2010

Premio "Amante Literario"

Aunque no creo merecerlo, agradezco con todo mi corazón y con toda mi alma este premio que Etarinyeth ha compartido conmigo.
Quien no conozca su blog Ecos de suspiros infinitos, se pierde un mundo lleno de sentimientos, envueltos con una delicadeza y un arte infinitos.



Debo de explicar porqué amo leer.
Amo leer porque cada vez que leo se crean pequeños caminos que van desde mi mente a mi corazón, llenos de las palabras y de los sentimientos que entran por mis ojos.
Esos caminos son los que recorro en sentido contrario para intentar plasmar mis propios sentimientos.

Es un placer compartir este regalo con HUMO y sus magnífias letras en http://untiemposinreloj.blogspot.com/
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lunes, 4 de enero de 2010

Y se hizo la luz en ella

Y se hizo la luz en ella.
Y ese brillo traspasaba la frontera de su piel, y sus poros irradiaban esa luz blanca de bendita pureza que impregnaba todo su mundo, y su hermosura se hizo infinita.
Y ese resplandor se deslizo sigilosamente, como un suave manantial, hasta inundar toda su mente, su razón, su existencia.
Y ese fulgor se convirtió en su presente y en su futuro. Ya no tenía pasado, ya no importaba lo acontecido, pues antes no tenía un camino que guiara sus pasos, pues su linda vereda comenzó ese día.

Y aunque, afuera, la noche se tornara tenebrosa, su noche tenía miles de estrellas, pues solamente tenía que cerrar los ojos para notar como miles de minúsculos luceros recorrían todo su ser en un vals comandado por dos corazones, en un vaivén de emociones que pintaban la noche con castillos, príncipes y princesas.

Y así pasaron dos lunas llenas con sus días, pasaron como pasa el tiempo al contemplar la belleza de un cuadro, al descubrir el nacimiento de un arroyo en medio del verdor límpido de la naturaleza virgen. Pasaron entre nubes blancas, donde los sueños se mecen y juegan al escondite.

Y llegó la noche de la segunda luna llena. Y cuando ella, como cada noche, cerró sus ojos, no vio ninguna estrella, y la negrura más aterradora envolvió sus venas, y sintió su cuerpo frío como el hielo.
Y en su huída hacia la salvación solamente deseaba que fuese a ella a la que los sentidos la hubieran abandonado.
Pero en medio de la aséptica frialdad de la habitación de un hospital, sus castillos se derrumbaron, y esos príncipes y princesas que habitaban en sus sueños, la dejaron sola y desolada en medio del latir de un único corazón ahora sin brillo.

Y pasó el tiempo pero no había días, solamente noche, solamente tonos grises, sin risas, sin alegrías, sin música, sin sueños.

Y pasaron cuatro lunas llenas más, y esa última noche, cuando cerró los ojos, pequeños destellos inundaron la enloquecedora oscuridad que la había envuelto hasta ese momento, y fueron dibujando nuevos amaneceres, nuevos días, nuevos sueños.
Y se volvió a hacer la luz en ella.


PD: Dedicado a una persona a la que quiero mucho y que, tras un aborto no deseado, volvió a quedarse embarazada.

Siempre me quedará (Bebe)

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