sábado, 8 de octubre de 2011

Por eso regresé

Cada vez que despertaba, notaba que cada día se diluía en un mar de realidades, y que un remordimiento navegaba entre esas olas de verdades solamente con el ánimo de llegar al nacarado reflejo de los sueños.

Cada vez que despertaba, sentía que algo tiraba de mi voluntad presentándome la parte más real de mis circunstancias, y que solamente la música hacía una pequeña hendidura en esa coraza, y lograba que un pensamiento la traspasase para evocar letras.

Cada vez que despertaba, echaba de menos tantos poemas, tantas rimas, a tantos de vosotros…

Cada vez que soñaba, lo hacía con un patio del sur lleno de flores y su aroma que colmaba mi alma cuando leía sus letras, patio repleto de sentimientos queriendo explotar de alguna forma, blancas paredes que encierran el reflejo de esas pasiones contenidas, un deseo por cada estrella, miles de deseos atrapados en un tiempo sin movimiento para que no se echen a perder, para cumplirse en el siguiente segundo de ilusiones.

Cada vez que soñaba, lo hacía con playas de suspiros a 9110 kilómetros de aquí, al otro lado del mundo, que acariciaban mis pies cuando leía sus letras, a cada paso un torbellino de palabras que no entendía como podían expresar de forma tan exacta lo que alguna vez yo había sentido, miméticos corazones en un océano de distancias, rimas medidas en palpitaciones con cálidas caricias en sus palabras y con frías nadas en el silencio que queda entre sus líneas, silencio roto únicamente por el dulce eco de sus suspiros.

Cada vez que soñaba, lo hacía con el humo que se colaba por cada poro de mi piel cuando leía sus letras, esa nicotina que fluía por mis venas nublando mi mente haciendo que nada más existiera, solamente letras de vaho gris danzando a cámara lenta frente a mis ojos, como si el tiempo no tuviera relojes para crecer.

Cada vez que soñaba, lo hacía con las flores que nacían su corazón cada vez que leía sus letras, con su espíritu calmado después de una tormenta del que brotaban poemas, haikus, baladas que te atrapaban el alma para limpiarla de materialidades, y ataviarla con las gotas de fresco rocío de sus palabras y su dulce aliento de ninfa de los bosques.

Cada vez que soñaba, lo hacía con tantas cosas…
Lo hacía con esos tintineos mágicos de una luciérnaga enamorada.
Lo hacía con cerrar los ojos y hacer el amor solamente con las letras, con sentir esas sensaciones.
Lo hacía con exprimir uno a uno los versos, para sentir algo más que palabras.
Lo hacía con deshojar ese laurel de realidades, con girar esa rueda de verdades con radios de deseos.
Lo hacía con esa montaña de nacaradas letras, todas con esencia.
Lo hacía con el suspiro de un ángel convertido en paloma.
Lo hacía con esos cuadros que te gritan, que te acunan, que te sonríen, que te lloran, que te llevan a volar entre las estrellas.
Lo hacía con esas fotografías de otra vida, de otros tiempos, de otras realidades, de casas, de montañas, de calles, de madreselvas.
Lo hacía con el hermoso y placentero espacio que hay entre la poesía y la prosa.

Por eso regresé, porque cada vez que soñaba lo hacía con todas esas letras.
.
If You want me (Marketa Irglova)

.

sábado, 1 de octubre de 2011

Por eso me fui

Cada vez que soñaba, veía esa cegadora y seductora luz al final del túnel, llamándome, como la meta mil veces deseada, mil veces esperada, como esa verdad que es principio y fin, irrenunciable, inevitable.
Y a cada pequeño paso mi alma se ataba más a ese final, a ese destino inigualable.

Cada vez que soñaba, las paredes de ese túnel sonaban a aspiraciones, inspiraciones, ansias, esperanzas, utopías, ilusiones.

Cada vez que soñaba, tus caricias llenaban mis egos de dulces estremecimientos, tus besos colmaban mis fantasías de púrpuras aureolas, tu brillo vestía mis anhelos de encantadoras sedas.

Cada vez que despertaba, solamente quería soñar.

Cada vez que despertaba, renegaba de este mundo que creía ajeno, en donde no existían dulces escalofríos de caricias, ni rojos resplandores de besos, ni tu brillo tamizado de insinuantes transparencias vestía mis verdades.

Cada vez que despertaba, me sentía más lejos de lo real, de lo cierto, de lo tangible, de esa cruel exactitud milimétrica de lo cotidiano.

Por eso me fui, para reposar sueños, para calmar deseos, para deshacer vanidades, para marcarme como límite esa amarga línea de realidad que nos rodea a cada uno, y saberme soñador de únicamente sueños, superviviente de realidades.

Me fui para que mis alucinaciones no me atormentaran, para que mis sueños no se convirtieran en algo que, aunque me pareciera certeza, no hubiera sido más que fantasía.

Me fui para, en cada despertar, volver a ser vulgarmente real.
.
Nocturne (Secret Garden)

.
Muchas gracias a todos por haberme esperado.
.