miércoles, 23 de septiembre de 2009

Quisiera ser Gota de Rocío

Sé que los deseos, al final, se cumplen, o por lo menos esa es mi esperanza.

Deseo que un día, al despertarme, me haya convertido en una gota de rocío.

Sería una vida tan corta como el recorrido que existe entre el pétalo de una flor y el suelo que la alimenta.
Cuando llegara al suelo iría directamente al cielo de las gotas de rocío, para esperar allí hasta que otra noche empice a renacer para continuar siendo una gota de rocío.

Quien fuera como esa gota de rocío que cada mañana, con su caricia, se desliza y recorre ese infinito camino entre tu rostro y el suelo, para morir a tus pies. Y de nuevo, a la mañana siguiente, surgir de entre las tinieblas para que al amanecer me dejes morir de nuevo.

Quizás un día, el dios de las gotas de rocío, me conceda el deseo de que, cuando ya haya besado tu mejilla y me esté precipitando por el vacío, acerques tu mano y choque contra ella.

Me rompería en cientos de minúsculas gotitas que, por un segundo, habrías salvado de la muerte, para aplazarla y endulzarla con tu suavidad.

Me quedaría quieto, aferrándome a tu piel con cada uno de mis múltiples YO.
Cada parte de mí notaría una parte de tí.
Estaría en tus dedos, en tu muñeca, con mucha suerte, llegaría hasta tu brazo, y sería un verdadero milagro si pudiera llegar a tu vientre.

Alguna de esas cientos de gotitas mías, se evaporarían al tocar tu piel.
Serían las más pequeñas y frágiles.
Desaparecerían como un atómico vapor impregnado con tu esencia.

Esas partes de mí convertidas en vapor van directamente a nuestro cielo, porque nunca caen al suelo.

El resto de mí estaría pegado a ti.

Poco a poco me adentraría en tu piel.
Lo haría lenta y dulcemente, sabiendo que al final también moriré, pero siendo la gota de rocío más feliz de mi mundo y de mi cielo.

Al final, formaría parte de ti un solo momento, que me parecería un suspiro que soñaría en volver a suspirar.

Luego, todo se acabaría.

Todo esto que te he contado se cumplió.

Ahora, como todas las noches desde que me convertí en una gota de rocío nocturna, estoy en el cielo de las gotas de rocío, nuestro cielo.

Aquí, si una gota de rocío piensa con todas sus cristalinas fuerzas en un deseo, al final, puede que el dios de las gotas de rocío se lo conceda.

Así que, como siempre, estoy pensando en ti.

Deseo que llegue otra noche que después de una flor no haya ninguna otra flor por la que deslizarme, sino que caiga por un oscuro agujero, largo y frío, casi eterno.
Deseo con todas mis fuerzas que en el otro extremo del agujero despunte el amanecer y abra mis ojos, de gota de rocío, en tu mejilla.

Entonces, pediré de nuevo al dios de las gotas de rocío, mi dios, que una noche choque contra tu mano.....

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La gota de rocío (Silvio Rodríguez)



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lunes, 21 de septiembre de 2009

Gotas

Tú y tus escritos sois como una gota de rocío.

Como una gota de rocío brillante
robada al nacimiento de la mañana,
resbalas entre letras parpadeantes
dotándolas de una tersura dorada.

Acaricias con tu singular suavidad
las inertes curvas de su diseño
para esculpir su oculta verdad
y mostrarnos tu corazón sincero.

Y cuando de madrugada revives
oculta a nuestras miradas,
en otros corazones tiñes,
con tu luz, su oscura morada.

Y cuando se despide el alba
tu rocío se transforma
en la luz que inunda el alma
y que dócilmente elabora,
con tus pensamientos, una capa
que nuestros corazones arropa.

Y de nuevo llegará la noche
recubiertos con tu manto,
y nos inundará el derroche
de tu sublime encanto.

Soñaremos con tu reflejo
en las estrellas del cielo
y leeremos tus cálidas gotas
de rocío y de terciopelo.

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viernes, 18 de septiembre de 2009

Perseguidor de tus palabras

Soy un perseguidor de las cosas bellas, esas que se intuyen de lejos y te conmocionan de cerca.
Es como un veneno, y soy adicto a ellas.
Soy propenso a leerte.
Siempre espero abrir esta ventana y encontrarme con tus manos repletas de palabras, adverbios escapándosete entre los dedos, adjetivos formando pulseras en tus muñecas.
Siempre espero en volver a leer esos pasados imperfectos que vestidos de domingo, con zapatos de tacón y bolso nuevo, los haces perfectos.
Siempre espero inspirar al llegar al siguiente punto y seguido, porque entre medias no quiero que el más mínimo ruido me distraiga de tu lectura.

Siempre espero volver a implicarme en tus textos hasta perder mi identidad mientras te leo. Ser el bueno, el malo, el amante, el despechado, el que espera, el impaciente, el que se marcha, el que se queda, el que besa, el que sueña que le besan.

Y cada vez que tardas en escribir, pienso que en tu blog faltan hojas.
Seguro que no sólo hay hojas enteras, sino que también existen los decimales, que la belleza no se circunscribe a hitos bien definidos, sino que hay infinitas formas de describirla, y seguro que mi navegador necesita una actualización para verlas.
Seguro que por alguna extraña razón, tus textos siempre caen en las páginas con decimales.

Esperaré esa maldita actualización, porque sin tus textos me falta algo.


Esperaré (Presuntos Implicados)



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martes, 15 de septiembre de 2009

El mar me llama

El mar me llama por las noches.
Escucho su llamada como un murmullo muy lejano que se abre paso entre la tierra seca e inerte que me separa de su transparencia.

Cierro los ojos y me dejo llevar por ese susurro que me adormece.
Intento concentrarme en ese siseo, abandonando la pesada materia que compone mi cuerpo y descubriendo un mundo nuevo, en donde no importa lo tangible.

Veo una playa, y los siseos se convierten en palabras sueltas que puedo distinguir entre el rumor de las olas.
Esas palabras inconexas se van convirtiendo en frases que me envuelven en el sueño de tu nombre; "está aquí", me dicen esas voces que son como cantos de sirena guiando un barco a la deriva.
Camino por su arena y me voy adentrando en el agua.
Noto las olas batir débilmente sobre mi cuerpo, y poco a poco irlo bañando hasta llegar a mi cabeza. Es mi bautismo en un reino que no sé si en realidad existe.

Abro los ojos dentro del mar y puedo ver claramente todo lo que me rodea, y vuelvo a escuchar esas voces; "ella está aquí con nosotros". Y empiezo a vislumbrar una figura que se me acerca, bañada en una luz tamizada por la tibia transparencia del agua.
Sus sedosas ropas son mecidas por el mar, que acuna su pelo jugueteando con su suavidad.
Cuando la figura llega hasta mí es cuando la veo, y es cuando te veo a ti. Ahora sé en donde estoy.
Estoy en tu tumba, panteón en el que dejaste tu espíritu esperando que yo regresara a buscarte, a salvarte de esta transparente prisión.

Acaricio tu blanco y frío rostro, le beso con la esperanza de darte una chispa de calor, y con el anhelo de que conserves esa pasión hasta el momento en que vuelva a reunirme contigo para siempre.

En ese instante despierto y me veo reflejado en el espejo, y le hablo como si tú estuvieras al otro lado, escuchándome.
"No temas, regresaré junto a ti para no volver a separarme jamás. Traeré los bolsillos llenos de ese amor que me falto darte. No te preocupes mi vida, multiplicaremos cada caricia, cada beso, para que no se gaste nunca ese amor que nos fue arrebatado.
Ahora descansa, cuando vuelva haremos de tu prisión el paraíso de nuestros sueños pues, juntos, los barrotes de esa cárcel se disolverán en el agua como el dulzor de tus besos se disuelve en mis labios para llegar al centro de mi corazón.
Cierra los ojos para que, cuando llegue y toque tu rostro, lo primero que veas sea mi amor".

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Hello (Evanescence)



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sábado, 12 de septiembre de 2009

Agua (Jarabe de Palo)

Quien no ha tenido alguna vez un amor imposible.
Quien no se ha reprimido las ganas de acariciar un sueño, de agarrar su mano, de susurrar en su oído.
Yo lo he hecho demasiadas veces.
Y al final, siempre digo lo mismo, "¡la próxima vez me tiro a la piscina!".
Pero luego aparecen las excusas, "es que hoy hace frío", "hoy no me encuentro yo para estas cosas", "no me he traído el bañador".
El caso es que me estoy preparando a conciencia, para que la próxima vez no tenga excusas para intentar probar un trago de ti.




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viernes, 11 de septiembre de 2009

Necesito tu agua

Necesito subir esa montaña infinita que separa mi terrenal existencia de tu paradisíaca esencia.

El camino es largo y quebradizo pero tu luz guía mi destino. Es la misma luz de la que brota el manantial de la eterna juventud que esconde tu mirada.
Me siento caballero andante, pues desde nuestra despedida cabalgo por esa infinita ladera en busca, de nuevo, del grial de tu compañía.
Sediento estoy desde el mismo momento en que te alejas, pues en mis alforjas no te guardo porque mi sed es un cáncer que no tiene cura, y cuando estoy contigo bebo hasta la última gota de tu aliento, sin pensar en el futuro.
Y apenas calmo mi ansia de ti, de nuevo me veo en medio del desierto cabalgando hacia donde nace el rocío, cabalgando por la pendiente que encumbra tu alma.

Dame a beber de nuevo de tu cáliz de vida y de sombra, de compañía y de soledad.
Déjame probar otra vez ese exquisito veneno que ya es parte mía.
Es dulce como la miel, pero te queda ese deje amargo cuando llegas a la última gota, porque después no hay nada, y el vacío desierto de la distancia se vuelve a presentar ante mí como un espejismo que no puedo desterrar.

Y vuelvo a ceñirme la armadura, ajustarme el yelmo y espolear a mi caballo soñando que el tiempo volará como mi corcel, creyendo que nos separa una distancia medible.

Necesito subir esa montaña porque mi sed de ti no tiene cura.

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martes, 8 de septiembre de 2009

My immortal (Evanescence)

Hay recuerdos que no se van, que perduran eternamente.
Hay recuerdos que queman, que escuecen, que ahogan el alma.
Te abrazan, y te susurran al oído esas palabras que ya no oirás jamás, con una sonrisa psicópata, sabiendo que cada susurro es una puñalada, un crujir de huesos.
Son recuerdos sádicos que no puedes alejar de ti porque te atraparon cuando no eran recuerdos, cuando tus ojos miraron, tus manos tocarón, tus labios besaron.
Son recuerdos de cuando no tenías recuerdos, solamente tenías esperanzas, esperas, estancias, besos, abrazos, carne, fuego.

Son recuerdos que serán degollados por el próximo corazón que me atrape.
Y los enterrará muy dentro, porque esos ojos que me cautivarán querrán mis recuerdos solamente para ellos.




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jueves, 3 de septiembre de 2009

Melancolía y recuerdos.

Hoy me siento melancólico.
También ayuda dos canciones que estoy escuchando mientras escribo esto.
Son dos canciones que me llevan a otros lugares, a otros momentos.

Seguro que alguna vez lo has notado, has notado como tus propios pensamientos
rompen los barrotes de la prisión en la que los escondes, y vuelan libres a tu alrededor.
Tú no quieres dejarlos salir, pero cuando abren las alas no se les puede pedir que
se queden en tierra porque no entienden de dolores o alegrías.

Esa música. Esa que no quiero oír, pero que la pongo una y otra vez como si un bucle en el espacio-tiempo me llevase de nuevo al instante en que empiezan a sonar esas canciones.

Cuando sus acordes llegan a mis oídos, una nube de millones de sensaciones me envuelve, y mi mente se queda quieta por un momento, abrumada por la cantidad de emociones contrapuestas que la asaltan, sin que pueda centrarse en ninguna.
Es como un león que está esperando a su presa, observando a todo el rebaño pero atento a la más débil, a la más bella, o a la más lenta, quien sabe.

De pronto, mi cerebro empieza a recordar.
Son recuerdos agradables, que están bañados en una ligera bruma, que los hace más misteriosos y atrayentes a la vez.
Esos recuerdos me llevan a la melancolía porque son trazos de cuadros ya resquebrajados por la distancia, y que de vez en cuando retoco con mi pincel de la memoria.
Quizás esos momentos que evoco no sean exactamente como los recuerdo.
Quizás el tiempo los haya hecho más amables, o quizás haya difuminado su esplendor.

Sólo sé que, de vez en cuando, los necesito.
Sólo sé que, de vez en cuando, me vuelvo a poner estas canciones con la esperanza que esos momentos vuelvan a pasar por delante de mi mente y los vuelva a atrapar para observarlos como a un cuadro, como a una fotografía.

Sé que se irán desgastando, que irán perdiendo ese esplendor que tienen las cosas nuevas, pero yo los seguiré mimando hasta que llegue un día muy lejano en que no los pueda distinguir de la bruma que les baña.
En ese momento sabré que no me quedará pasado y que tampoco me quedará futuro.

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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Love Song (The Cure)

Cada vez que estoy contigo pierdo toda esa coraza que me protege del mundo, y me ves como soy.
Cada vez que estoy contigo pierdo mis miedos, mis rencores, mis problemas, mis dilemas, porque solamente existes tú.
Dejo todo lo que me sobra fuera de ti, porque eres tú mi universo, mi cielo, mi infierno, mi dios y mi guía.




(para ver los subtítulos, se pueden activa en el icono de la flecha para arriba que aparece en el video)
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