sábado, 16 de enero de 2010

Embaucadora

Ella se me abalanzó sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo.
Sé que no es lógico lo que pasó, pero no pude hacer otra cosa.

Cuando pasa algo así hay que saber reaccionar de forma instintiva, y yo no lo hice.

Sus ojos se clavaron en los míos.
Su voz acaramelada envolvió mis sentidos como una manta en invierno.
No pude más que poner esa cara de tonto que se pone cuando una sorpresa te deja sin habla (no sé si tendré esa cara de tonto en todo momento, pero esta no es la cuestión).

Una sonrisa de cordero lechal pastando sin saber que le van a sacrificar se me dibujó en el rostro, y en ese momento ella se dio cuenta de que no tenía escapatoria.

Ella seguía hablándome sólo a mí. Yo apenas la escuchaba, solamente me fijaba en sus ojos, su pelo, sus labios, sus manos.
En un determinado momento se humedeció los carnosos y rojizos labios que resaltaban en su divino rostro, y vi claro que podía ser mía, sólo tenía que jugar mis cartas con maestría, cosa que no es mi fuerte.

Intenté poner una pose sensual, cerré ligeramente los ojos porque hasta ese momento los tenía abiertos como platos, sin duda sorprendidos por la belleza que tenían delante.
Humedecí mis labios, no como ella claro está, lo hice como a escondidas, sin querer que ella notase que lo hacía, vaya tontería. Los tenía tan secos que casi me corto la lengua con ellos.

Ella siguió hablando, y yo continué moviendo la cabeza guiado por sus palabras.
Tenía tan poco control sobre mis actos, que en un destello de cordura pensé que me iba a clavar la barbilla en el esternón.
Me dolían las cervicales, así que llevé mi mano derecha a la parte posterior de mi cuello un solo segundo para intentar soltar mi agarrotada nuca.
En ese momento me concentré en controlar mis espasmódicos movimientos, y fue cuando me di cuenta que mi respiración no iba bien, me estaba hiperventilando.

Sin dejar de poner esa cara de tonto, me apoyé ligeramente en la pared para no caerme redondo por un pequeño mareo que me estaba dando. Creo que ella no notó nada, porque seguía hablando con una sonrisa que iluminaba el poco raciocinio que me quedaba vivo.

Estuvimos así un rato, ella hablando y yo absorto en ella.

Ahora sé que cada una de sus palabras, cada uno de sus movimientos, estaban medidos a la perfección.

Cuando ella terminó de hablar, la escribí mi nombre en un papel y se marchó.
Cerré la puerta y, entre alegre y desesperado, pensé ¡Ya tengo otra enciclopedia, no sé como parar este desenfreno!.

A girl like you (Edwyn Collins)

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21 comentarios:

  1. Jajaja, pobrecito Jesus!!! Que ternura querido amigo! "Jugar tus cartas con maestría, cosa que no es tu fuerte" me mató de cariño, jajajja.
    Jesús, cuándo es tu cumple? Ya fue?
    Besos

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  2. Ja, ja no te creas que eres el único que ha pasado por ahí, quién más y quién menos, todos hemos tenido alguna de esas experiencias "paranormales"...
    Saluuuudos

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  3. ESPASMOS, DOLOR DE LAS CERVICALES.....
    YO DESPUÉS DE ESO ME HUBIESE DIRIGIDO A HACERME UN CHEQUEO URGENTE.....JA JA
    MUY BUENO JESÚS.
    UN ABRAZO AMIGO.

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  4. jajajaja.... si es que no se puede ser tan irresistible!!! muy bueno tu relato...me ha tenido en vilo hasta el final. Un beso Don Juan.

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  5. QUE VENDEDORA¡¡¡
    SI SIGUE ASI, SERÁ LA VENDEDORA DEL MES
    ABRAZOS JESUS

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  6. jajajajajaja pues como te pase esto con todos los vendedores que nos tocan a la puerta vas de culo!! jejje muy bueno tu relato

    Un beso

    Cita

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  7. A ESO YO LE LLAMO ARMAS DE MUJER, JAJAJAJAA
    ME HA GUSTADO Y ME HAS HECHO REIR;-)

    UN GRAN BESO, JESÚS¡¡¡:-*

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  8. Laurel, por un momento creí que me conocías en persona, hasta que me he dado cuenta que puse mi signo en mi perfil.

    Vaya cabeza la mía.

    Hoy es mi cumple.

    Un beso.

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  10. Marimer, yo creo que e casa estamos con las defensas bajas. Eso en la calle no nos pasa.

    Un beso.

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  11. Armando, jajaja, tienes razón, pero no pasó ninguna vendedora de "Enciclopedia de Fisioterapia"...

    Un abrazo.

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  12. Agua, jajajaja, ya, menudo Don Juan. Irresistible estaba ella, a mi no hay quien me resista, jejeje.

    Un beso Dña Inés.

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  13. Abuela, del mes, del año, y hasta que la muerte nos separe si me hiciera caso.

    Un beso fuerte.

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  14. Cita, yo de momento no abro la puerta a nadie, hasta que se me pase el disgusto...

    Un beso.

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  15. Mamen, es que vosotras sabéis como derrumbar todos nuestros esquemas.
    Los hombre que venden de puerta en puerta son más agresivos.

    Un beso.

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  16. Sabes??
    Me encanta leerte, me gustan los giros que haces en tus relatos, tengo con ellos la misma sensación que me produce una atracción en la que cuando menos lo esperas, el estómago comienza una danza de mariposas.
    Un besito y un placer leerte.

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  17. Darilea, muchísimas gracias por tus palabras.
    Has hecho que sonría y que sienta ese hormigueo en el estómago que tú has descrito.

    Me emociona que una persona como tú, con la sensibilidad y dulzura que tienes, con ese trazo de perfecta caligrafía que encierras en tu suave corazón, pueda llegar a sentir ese cosquilleo al leer mis simples letras, mis textos sin esos recovecos de tenue luz que guardan tus poemas, vuestros poemas.

    Un beso conmovido que llegue a tu mejilla henchido de agradecimiento.

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  18. Jajaja. ¿Cómo tengo que interpretar esto? ¿Como un ganador o alguien que quiere saber de mujeres?. Me gustó mucho la frase: "Mi boca tan seca, que humedecí mis labios; pero estaban tan secos que me cortaba los labios con la lengua.", totalmente perfecta.
    Pareciera un juego el del personaje y bien gracioso de todos modos. Me agradó.

    Mis saludos Jesús.

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  19. Onalem, no hay interpretación posible, soy un ingenuo, jejeje.

    Un abrazo, y muchas gracias por la visita.

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  20. ¡¡¡Sorprendente!!!

    Eres un excelente narrador, más que leer me parecía visualizar una escena... plagada de tensión, sensualidad e incertidumbre. Muy disfrutable y altamente contrastante con lo que leí antes...

    Un beso expectante...

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  21. Etarinyeth, gracias por tus halagos.

    De vez en cuando, muy de vez en cuando, mis sentimientos duermen, y afloran pensamientos desenfadados.

    Un beso.

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