martes, 30 de junio de 2009

Cuantas veces me he callado.

Estoy harto de callar, estoy harto de parar en seco ese instinto de decir la verdad, bueno, no sé si la verdad, pero mi verdad.

Cuantas veces me he escondido detrás de un silencio para no molestar, para no enfadar, para no discutir.
Cuantas veces mis labios han dicho un sí cuando mi cabeza quería decir no.
Cuantas veces he sido conveniente hacia fuera cuando mi alma ardía en un infierno de arranques de sinceridad frenados en seco justo en el límite de mi garganta.
Y siempre se quedan ahí, hasta que forman un nudo que apenas me deja respirar, y en ese momento es cuando tengo inspirar hondo y pensar en palabras, pensar en música, pensar…

Cuantas veces he roto ese juramento que siempre se hace para no cumplir, ese “basta” que dura hasta la siguiente madrugada.

Sé las veces que he hecho que te escondieras detrás de tu silencio para no enfadarme.
Por eso volveré a romper todas las promesas que me alejen de ti.
Por eso mi alma se calmará con tus silencios.
Por eso te abrazaré cuando eso nudo oprima mi garganta.
Porque eres tú mi música, eres tú mis palabras, eres tú mi pensamiento.
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