lunes, 17 de agosto de 2009

Ramita frágil

Quisiera ser ramita frágil que cayera de repente
al agua del río cristalino que es tu cuerpo floreciente,
y recorrer cada curva saboreando la dulzura
de tu nombre reflejado, que en cada gota perdura.

Hablar contigo casi en silencio, muy bajito,
solamente necesito el arrullo de tu agua en mi oído,
para que tiernos poemas broten de mi tallo
y estremezcan, un poquito, tu fluir sosegado.

Notar en mi piel curtida de tempestades
la exquisita delicadeza de tus caricias,
y de tu alma adormecida empaparme
hasta que por mis venas revivas.

Deja que cierre mis ojos por ti acariciados,
méceme suavemente con el don de tu cariño
y soñaré contigo dentro de ti estando,
para tener a la vez dos veces tu brillo.

Y cuando llegue al final del camino,
deseo que un pájaro me recoja del agua
y me devuelva de nuevo al paraíso
de tu fuente, de tu vida, de tu cariño y el mío.

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