jueves, 3 de septiembre de 2009

Melancolía y recuerdos.

Hoy me siento melancólico.
También ayuda dos canciones que estoy escuchando mientras escribo esto.
Son dos canciones que me llevan a otros lugares, a otros momentos.

Seguro que alguna vez lo has notado, has notado como tus propios pensamientos
rompen los barrotes de la prisión en la que los escondes, y vuelan libres a tu alrededor.
Tú no quieres dejarlos salir, pero cuando abren las alas no se les puede pedir que
se queden en tierra porque no entienden de dolores o alegrías.

Esa música. Esa que no quiero oír, pero que la pongo una y otra vez como si un bucle en el espacio-tiempo me llevase de nuevo al instante en que empiezan a sonar esas canciones.

Cuando sus acordes llegan a mis oídos, una nube de millones de sensaciones me envuelve, y mi mente se queda quieta por un momento, abrumada por la cantidad de emociones contrapuestas que la asaltan, sin que pueda centrarse en ninguna.
Es como un león que está esperando a su presa, observando a todo el rebaño pero atento a la más débil, a la más bella, o a la más lenta, quien sabe.

De pronto, mi cerebro empieza a recordar.
Son recuerdos agradables, que están bañados en una ligera bruma, que los hace más misteriosos y atrayentes a la vez.
Esos recuerdos me llevan a la melancolía porque son trazos de cuadros ya resquebrajados por la distancia, y que de vez en cuando retoco con mi pincel de la memoria.
Quizás esos momentos que evoco no sean exactamente como los recuerdo.
Quizás el tiempo los haya hecho más amables, o quizás haya difuminado su esplendor.

Sólo sé que, de vez en cuando, los necesito.
Sólo sé que, de vez en cuando, me vuelvo a poner estas canciones con la esperanza que esos momentos vuelvan a pasar por delante de mi mente y los vuelva a atrapar para observarlos como a un cuadro, como a una fotografía.

Sé que se irán desgastando, que irán perdiendo ese esplendor que tienen las cosas nuevas, pero yo los seguiré mimando hasta que llegue un día muy lejano en que no los pueda distinguir de la bruma que les baña.
En ese momento sabré que no me quedará pasado y que tampoco me quedará futuro.

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2 comentarios:

  1. Tod@s alguna vez nos sentimos melancolic@s, creo que es algo muy normal en el humano, no sé que más decirte si yo tuvu una racha que hasta publique un poema que se llamaba "vangelisa la cansina" porque vamos era pena sobre pena.
    Bueno tu texto es bueno, está muy bien y transmite.
    un saludo y un beso

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  2. Hay días para pasearse por todos los sentimientos del ser humano, y repetir, y repetir, y repetir, ...

    Por cierto, buscaré en tu blog ese poema cansino del que hablas, jajaja.

    Gracias Vangelisa.
    Un beso.

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